Carta a Javier Aldazabal, secretario de la Junta Directiva del @AthleticClub

Estimado Javier,

Como meandros del Bidasoa, como olas del Cantábrico, y como brechas del Anboto, se reproducen esta tarde de octubre las afirmaciones con que ayer te dirigiste a la conspicua tribuna de compromisarios del Athletic Club. Afirmabas entonces con manos aladas y verbo afrentoso –“usurpar”, “apropiarse”- que el Atlético de Madrid había hecho suyos se entiende dolosamente colores, nombre, y escudo del centenario club bilbaíno.

Las reacciones han sido tan múltiples como uniformes, ungidas casi siempre del aire indulgente con que se mira al error de bulto. Porque cualquier corazón a rayas rojiblancas –de tu aquí, de mi allí- conoce la épica y la lírica de un episodio conmovedor para quienes amamos el fútbol y sus escorzos. Me refiero al esfuerzo dadivoso de los estudiantes vizcaínos de ingeniería de minas afincados en Madrid que una tarde de 1903 resolvieron mitigar su nostalgia en la fundación de una sucursal del equipo de sus afanes. Adoptaron colores, sí, y nombre, desde luego, y escudo, faltaría más, y también estatutos, y reglamento, y en su unidad adoptaron el mandamiento de no enfrentarse en el campo de juego: cómo iban a vencerse, si eran el mismo... (leer más)

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